jueves, 5 de noviembre de 2009

Una idea feliz para la historia de Mendoza


Norberto Sanuy
 
Un grupo de amigas fotografiadas en el estudio de Carlos Sanuy, en la década del '60.
 
No todo es un bajón en estos tiempos de sequía y bravucones. La comunidad de Rodeo del Medio, por ejemplo, se organizó para recuperar el patrimonio fotográfico del pueblo. ¿No sería maravilloso repetir esta experiencia en toda la provincia de Mendoza? Aquí, una buena noticia que debiera ser replicada.
Ahora, cualquier zapallo se sube a un avión y ve la cima del Aconcagua con un vaso de whisky en la mano. Ahora, cualquier nuevo rico puede comprarse una camioneta 4x4 y una rubia estilo Cinzano y recorrer en diez días la Ruta de la seda. Ahora, cualquier trompetero con veleidades desayuna a orilla del mar y almuerza en la cima del Mont Blanc, con champagne y camarones. Y lo que es peor: todos y cada uno de estos pasos pueden quedar rigurosamente registrados.

Estamos, amigos, en años duros para la épica.


Ahora, incluso, todo el mundo tiene máquinas de fotografiar y filmar digitales no sólo para tareas profesionales. Los cumpleaños de los niños, por caso, parecen pasarelas de Hollywood de tantos flashes que histeriquean como cotorras en el mercado. Hemos llegado a un punto en el que buena parte de nuestros actos puede ser filmada (por nosotros o por cámaras de seguridad privadas) como si realmente la historia fuese a ocuparse de nosotros.

¿Quién no tiene ahora mil fotos y cincuenta videos de sus hijos? Ahí los vemos a los vagos: durmiendo, comiendo, riéndose, aprendiendo a caminar, soplando velitas, pateando una pelota… Unas tras otras, las imágenes se van acumulando.

Lo curioso del caso es que ya nadie revelas sus fotos: ahora se trata de amarrocar pasado sin degustarlo, porque todos suponemos que, al final, estaremos ciertamente solos y esas imágenes cumplirán un doble cometido: nos harán compañía y, a la vez, intentarán negar por un tiempo que alguna vez pasamos por el mundo, sin pena, sin gloria, pero con fotografías.



Sonrisas y cicatrices



A ver: ¿qué se dirá de nosotros dentro de cien años?; ¿cómo es que seremos recordados los mendocinos que iniciaron el Tercer Milenio de la Era Cristiana?; ¿seremos acaso recordados por algo, si es que para esa fecha este absurdo planeta aún no ha estallado o acaso si esta desatinada provincia no ha decidido fagocitarse a sí misma?

Para los que tenemos más de treinta, sobre todo, nuestro pasado da testimonio de haber existido no tanto por nuestros recuerdos –borrosos, confusos, caprichosos, naturalmente hermoseados por nuestro estúpido ego–, sino por nuestras viejas fotos de papel.


Alumnas de catecismo en Villa Elvira, foto de Ramón Julio Vázquez.

Yo mismo, debo decir, apenas conservo tres o cuatro fotos de mi infancia y a veces, cuando sorpresivamente me topo con ellas por estar buscando alguna otra cosa, soy presa de un magnetismo impar.


A partir de esas imágenes tímidas, intento reconstruir mi vida: miro alrededor de mi figura y veo una maceta con geranios o malvones, una puerta, la sombra de una parra, un triciclo volcado como una copa el domingo al amanecer, un perro llamado Lobo, mi tío Tali haciendo gimnasia deportiva, mis jóvenes padres, los amigos perdidos o la fachada de la vieja casa, en el viejo y pobre barrio del oeste hostil de Godoy Cruz. Pues bien, esto mismo se puede hacer con todo un pueblo.

Lamentablemente, nuestros hijos ya no vivirán estos milagros en rewind. Cuando sean mayores, nuestros enanos tendrán tanta información gráfica y audiovisual sobre sí mismos que irremediablemente no sabrán quiénes fueron. En definitiva, les ocurrirá lo mismo que a nosotros, porque muchas veces el mejor escondite es aquel que está a la vista de todos.

De aquí que, antes de ir a la crónica de un hecho ejemplar, podamos concluir en lo siguiente: no importa la cantidad de fotos y filmaciones que tengás de vos mismo. Lo que importa es tu repertorio de sonrisas y cicatrices, los cuentos que tenés dormidos en los pabellones de tus oídos, las veces que te dijeron que te querían y el esmero que pusiste en el inventario musical del abecedario, en las perfectas sumas de manzanas y en aquellos dibujos que hiciste, en los que tu cara siempre aparecía feliz.

Después, sí, que vengan las fotos, pero no para nosotros, sino para el puñado de futuros desconocidos que no sabrán quiénes fuimos y buscarán inventarnos. Vamos a un caso extraordinario, una experiencia que ya mismo debiera estar replicándose en toda la provincia de Mendoza.



Un rescate maravilloso

El pasado importa, eso está claro. Y más cuando esos tiempos son los tiempos colectivos, los tiempos de todos. Aquí tenemos por ejemplo a un hermoso grupo de gente de Rodeo del Medio, que, luego de un interesante proceso de trabajo, da a conocer la muestra fotográfica colectiva: “Rodeo del Medio en imágenes. historias y patrimonio fotográfico”.

Veamos de qué se trata, porque, a la sazón, se trata de una idea maravillosa, de esas que emocionan. 


El catecismo en la casa de doña Margarita Videla, foto Ramón Julio Vázquez.

Es así: hoy viernes 30 de octubre a las 19 30, en el Centro Cultural "Lucila Bombal", de Ruta Provincial 50, al 4800, se va a inaugurar la citada muestra, que es el resultado de un proceso colectivo; “donde Instituciones  y actores de la zona comenzamos a reunirnos para conocer las diferentes actividades y acciones que se realizan en la comunidad. Se logró una amplia convocatoria a todos aquellos que quisieran participar para compartir diferentes aspectos de la historia de Rodeo del Medio, a través de las fotos para fortalecer los lazos comunitarios”, dice la docente y psicoanalista Adriana Dolengiewich, una de las personas que ha trabajado fuerte por esta muestra.

El asunto es que la comunidad de Rodeo del Medio se puso a trabajar para este salvataje de imágenes sin precedentes. Escuchemos al experimentado fotógrafo Luis Vásquez, quien también ha laborado y mucho: “Se trata de un rescate muy particular. Las fotos que han ido apareciendo tienen un alto valor documental y el pueblo está muy movilizado”, explica.


Foto de un grupo de amigas, en el estudio de don Carlos Sanuy.

Ahora bien, justo es decir que dos protagonistas sin par tiene esta muestra: los fotógrafos Ramón Julio Vázquez (padre de Luis) y Norberto Sanuy, quienes, por décadas, hicieron fotos a la gente de Rodeo del Medio.

“Mi padre fotografió Rodeo del Medio durante 60 años. Y me contagió: yo también le di mi vida a la fotografía y todo se lo debo a él. Por eso, me emociona particularmente este trabajo y le digo a la gente que no tire ninguna foto, que no queme nada, porque en ellas está nuestro pasado”, refiere Luis, quien actualmente es coordinador de fotografía del Espacio Contemporáneo de Arte.



Quiénes participan



Se trata, entonces, de amontonar hermosas historias y hacer que pierdan la intimidad del cajón, la avaricia del olvido y la capa de polvo que babea el tiempo.

Hay que nombrar a las instituciones participantes: Centro Infanto Juvenil Nº 3, Centro Cultural Lucila Bombal, Biblioteca Popular Lucila Bombal, Rotary Club, C.D. y F Rayito de Sol, Jardín Maternal Feliz Belén, Cooperativa Vivienda Surquillos de Rodeo, Grupo Faros, Centro de la Tercera Edad, Obra Don Bosco, Delegación Municipal de Rodeo del Medio, Escuela de Fútbol, Cooperativa de vivienda Rodeo avanza, Club Deportivo de Rodeo del Medio, Escuelas Estatales y Privadas de la Zona, familias de la Zona y Radio Comunitaria FM Unión.


Parque Ortega, Rodeo del Medio, foto de Ramón Julio Vázquez.

Agreguemos, entonces, a los fotógrafos de fuste Ramón Julio Vázquez, Carlos Sanuy y Luis Vázquez y una declaración final: “La fotografía  posee contundencia en el registro y un alto grado de valor documental, lo que la coloca en un lugar privilegiado a la hora de testimoniar, preservar la memoria de las más diversas comunidades y pueblos”.

La muestra, con dieciocho panales para exhibición, abre hoy a las 19.30. Además, habrá actividades artísticas y se prevé las visitas de escuelas de la zona. Lo que se dice, una idea fundamental para estos tiempos de sequía.

Y vámonos repitiendo otra idea: ¿por qué no se toma experiencia como piloto y se la replica a lo largo y a lo ancho de Mendoza? Los resultados, a toda luz, serían extraordinarios para nuestra historia.


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